viernes, 28 de enero de 2011

Qué importa que me mates si luego me sonries.


Es como un documento en blanco. Nunca dice nada hasta que te mira, y entonces ya te ha dicho todo. Como una pistola con silenciador. Un huracán que no avisa y no deja un solo superviviente, excepto yo. Pero a veces no sé que es peor, si que me mates sin más, o que me mates poco a poco, ocho veces seguidas.



Que no diga nada no significa que no tenga nada que decir. Solo hay que aprender a escuchar los silencios.
Y es que tus silencios ya no son los mismos. Tus silencios de antes iban con miradas, y para qué queríamos palabras, si ya m lo decías todo, y un abrazo si acaso, por si quedaba alguna duda.
Pero los silencios de ahora son de esos silencios que rompemos porque nos dan miedo, de esos en los que miras el reloj, de esos ruidosos, ya sabes.
Es cuestión de milésimas de segundo. O de siglos, ni lo sé. Pero no hay tanta diferencia de ayer a hoy. Sólo que hoy me quiero más a mí de lo que te quiero a ti.
Se trata de aceptar que ya no formas parte de mis silencios. Que ahora en mis silencios estoy yo.
Y es un peligro, a saber qué me voy a encontrar. Y me hago la sorda, aunque me lo grito a los cuatro vientos, a veces no quiero saberlo.
Es como mirar a la realidad con el rabillo del ojo por el espejo retrovisor.
Podíamos esperar a que se cambie el semáforo a verde. O podíamos jugárnosla, y cruzar sin mirar, como de madrugada  tú me enseñaste. Y no tengo miedo, ¿sabes? No me da miedo cruzar y que un autobús me lleve por delante. Tengo miedo de cruzar y no encontrar nada más que a mí. De lo único que tengo miedo es de toparme sólo conmigo misma.
Y sigo escuchando la misma canción, y no es casualidad, no es una lista aleatoria, es que quiero buscar una excusa para pensarte. Y pienso en abrazarte, y pienso en ir contigo. Ya es muy duro lo que llevo.
Y de repente, de un plumazo, se te ha escapado todo lo que fuiste, todo lo que querías ser. Perdiste por el camino algo más que las llaves. Que no me reconozco. No me reconozco donde me reconocía antes. Ya no me reconozco en ti, ni en tu olor, ni en tus silencios, ni en tus sueños.

8 comentarios:

Chaly dijo...

Yo creo que una persona jamás se desvanece tan drásticamente... Es imposible borrar del todo a alguien. Y en parte es bueno, la gente ha pasado por nuestras vidas y nos ha dejado una huella, por eso mismo debemos recordarles siempre...

Siempre habrá algo que te recuerde a alguien! Un color, un objeto, un olor... y veinte mil sensaciones se disparan por todo tu cuerpo, antes siquiera que reconozcas lo que es, en tu cabeza ya habrá mil recuerdos, esas miradas, esos silencios a voces... Todo pasará en una milésima de segundo. En ese momento todo tu cuerpo tiembla, los pelos de los brazos se erizan, un escalofrío recorre la espalda... y al momento, espontáneamente, surge una sonrisa... (o al menos en mi caso).

Tal vez, esos silencios, precisamente sean silencios porque quieres hacerte la sorda... Pero nunca, nunca un silencio, es un silencio sin más...

Chaly dijo...

Y por cierto, recuerdame la próxima vez que quedemos, por qué un olor es capaz de recordarnos tantísimas cosas en un solo instante... Que echo de menos darte la caca con mis cosas frikis de biología^^ (yo te dejaré que me vuelvas a explicar por millonésima vez lo del obturador o cosas raras de esas!! xD)

InFloyd dijo...

Aquí lo que está pasando es que llegó Confucio, que fue uno de los más ANTUIGUOS CHINOS JAPONESES creadores de la confusión.

Muchas gracias, buenas noches.

JAAAAAAAAAAAAAAAAAAAJAJAJAJAAJA

InFloyd dijo...

Y, dicho esto...

Ewa, Ewaaaaaaaa *.*
Gracias a ti, por aparecer de la nada para abrazarme todos los días y todas las noches y para reírte conmigo de nuestras miserias y de lo mal que abrimos las puertas, las de verdad, y las imaginarias.

Me encantaría poder escribir hoy muchas cosas de esas que dices que te gusta leerme, pero tengo muchas revoluciones que estudiar. Entre ellas, la mía.

Eres genial, completamente genial. Tendremos que vernos antes del martes a las 9, no sé cómo lo verás.

Martes, qué bonita palabra.
Jorge III, Mussolini, Hitler, Napoleón, los colonos del motín del té, y demás compañía te saludamos desde la Cuenca.

Eres BIEN. Una ELE como una casa. :)

rottenclementine dijo...

'Que no diga nada no significa que no tenga nada que decir.'
Esa frase la escribí tal cual hace un par de años.

Eso y muchas otras cosas te escribiría yo ahora, pero estoy peleándome con la conexión de cierta residencia allá por Aragón, y haciendo una de las cosas más tristes y emocionantes que he hecho en tiempo.

Ewita, me apetece verte. Igual luego voy al Charro, o a alguna parte, y escribo cosas en las paredes.. Que me estoy poniendo filósofa entre vino, tabaco, potitos y panecillos con aceite perejil y ajo.

Me gusta relacionar a la fuerza un columpio contigo, desde ayer.
Me gustan los columpios.
Me gustas tú.

Voy a darle al vino un poco más.
Una jarrita a tu salud =)

Desastre Inusual Ideal dijo...

Si yo fuera tú, me preguntaría por qué soy tan genial.

Tú, tú, tú y TÚ

Ewaaa *_*


Lof lof lof lof!

Miqui Brightside dijo...

uf, no reconocerse

Andrea dijo...

realmente es la primera vez que entro aquí, y adoro como escribes.
Te sigo, ¡obvio que te sigo!